LOTERIA DE NAVIDAD: Nº 86332
A Favor de la Fundación Cesare Scariolo (FCS), fundación que ayuda a niños con problemas oncológicos y a sus familiares.
Dispongo de 25 décimos y de participaciones:
- Décimos a 23 EUROS
-Participaciones a 5 EUROS ( Se juegan 4 EUROS)
Depositaria Pilar.
Hay posibilidad de conseguir más décimos si hicieran falta. Un saludo.
Los interesados, en los comentarios o directamente a Pili.
jueves, 31 de octubre de 2013
domingo, 27 de octubre de 2013
Salida día 2 de Noviembre: El Torcal
Distancia recorrida: Unos 15 kilómetros
Desnivel de subida acumulado: 750 metros
Pasando junto a un cortijo ganadero
Subiendo hacia el Torcal Alto
En una de las "mesas" contemplando las huellas de los amonites
Amonites
El Tornillo
Formaciones conocidas como "pilas de bollos"
Grupo
Caminando sobre una "mesa"
Castilletes
Llegando al "Adelantao"
Panorámica
Entre catedrales de piedra
El Camello
Para el D.N.I.
Caos de piedra
Pasos estrechos para un Torcal desconocido
Torres de piedra y verde
El Cortijo del Navazo y el Camorro Alto
Piedra en equilibrio
No sabemos el nombre ni si tienen, pero para nosotros quedan como "Las Gárgolas"
Ni estas tampoco. Se me ocurre "Las Esfinges"
Siluetas
Parece caminar por las afueras de Antequera
Por la Cornisa del Diablo
"El Sombrero" o "La Seta"
Torcal Alto
Unas buenas "pilas de bollos"
Vinos
domingo, 20 de octubre de 2013
Salida día 26 de Octubre: De setas por La Alcauca-El Alcázar
El otoño se asoma en El Alcázar
Entre los pinos
Con las cestas vacías
Llegando al pinar de La Alcauca
Algo es algo que después sería más
Por el carril, ya de vuelta
Comida en El Alcázar
Parte de la cosecha
domingo, 13 de octubre de 2013
Salida día 19 de Octubre: Canillas de Aceituno - La Fájara por el Peñón Grande y el Bco. de la Cueva de D. Pedro
Distancia recorrida: 17 kilómetros
Desnivel de subida acumulado: 1.100 metros
El orto nos sorprende relajados y de tertulia, aromatizados por la fragancia del café, y el sabor del oro líquido esparcido en la porción de pan. Cuesta auparse de los asientos, ha sido tan larga la ausencia, el reencuentro con viejos amigos, que los asientos nos tienen magnetizados. Pero no hemos mañaneado para quedarnos entre las cuatro paredes de la taberna. Nos espera las sendas, el olor y la visión agostada de las plantas. La exudación constante en las subidas, el padecimiento de las articulaciones en las bajadas. La sequedad de los labios. El roce de las de las pretinas del macuto. La opresión de los dedos en el calzado.
Comenzamos el peregrinaje por las laderas sur de la montaña, montaña conocida, por eso, hoy no nombrada. Demasiado conocida, pero no por ello desconsiderada; cada paso, aunque ha sido dado cientos de veces por el mismo sendero, no por ello deja de fascinarnos, de traernos recuerdos y sueños de nuevos pasos, nuevos horizontes, nuevos retos, para nuestras mentes inquietas.
El sol, aunque otoñal, va haciendo estrago en nuestro organismo. Paradas casi constantes, para encontrar esa umbría, reconfortada por la pequeña brisa, que nos refresca todo nuestro ser. Se aprovecha este momento para coger aliento, para retomar la conversación que el esfuerzo y el abatimiento en las articulaciones, nos ha arrinconado en nuestra mente, en espera de olvidar, todo el padecimiento que llevamos, para aflorar nuevamente, y desterrar los sufrimientos del esfuerzo, y hacer partícipe a nuestros acompañantes de nuestras reflexiones.
Atravesamos barrancos, laderas, pinares, umbrías y solaneras.
Nuestros pensamientos van encaminándose a ese lugar previsto, que nos servirá de restaurante, esta vez sin vistas, pero lleno de frescura. El murmullo del agua orquestará el trajín de viandas, caldos, infusiones, pasteles.
Discusiones, risas, tertulia, risas, conversación, risas, confesiones escatológicas, risas, chistes, más risas.
El inexorable paso del tiempo, nos anuncia, que todavía queda exudar los líquidos ingeridos. Será un esfuerzo último, corto pero intenso. Pero estamos acostumbrados a ello, y lo tomamos con esa pericia que los años deambulados por esos montes de Dios, nos hecho adquirir.
Nueva umbría, la brisa más reconfortante que ninguna del día, el suelo más mullido que ninguno, hasta ahora encontrado, o ¿será que queda poco para llegar a nuestro destino y nadie quiere que acabe este itinerario? Esta sensación siempre la tenemos, pero hoy parece más acentuada. Queremos apurar un instante más de este cónclave (aunque no hayamos celebrado el Ángelus), pero el magnetismo se produce y las fuerzas nos empujan a alargar la velada. La cebada fermentada, en su estado puro o adulterada, nos sirve como colofón a la jornada.
Se reparte suerte, deseada en su justo término por todos, pero no codiciada. Demostramos nuestra felicidad sábado tras sábado, y hacemos partícipe de ella a los demás miembros. Se comentan posibles alternativas de salidas para el próximo día. Al final da igual. Se volverá a repetir la ilusión por el reencuentro.
Desnivel de subida acumulado: 1.100 metros
El orto nos sorprende relajados y de tertulia, aromatizados por la fragancia del café, y el sabor del oro líquido esparcido en la porción de pan. Cuesta auparse de los asientos, ha sido tan larga la ausencia, el reencuentro con viejos amigos, que los asientos nos tienen magnetizados. Pero no hemos mañaneado para quedarnos entre las cuatro paredes de la taberna. Nos espera las sendas, el olor y la visión agostada de las plantas. La exudación constante en las subidas, el padecimiento de las articulaciones en las bajadas. La sequedad de los labios. El roce de las de las pretinas del macuto. La opresión de los dedos en el calzado.
Comenzamos el peregrinaje por las laderas sur de la montaña, montaña conocida, por eso, hoy no nombrada. Demasiado conocida, pero no por ello desconsiderada; cada paso, aunque ha sido dado cientos de veces por el mismo sendero, no por ello deja de fascinarnos, de traernos recuerdos y sueños de nuevos pasos, nuevos horizontes, nuevos retos, para nuestras mentes inquietas.
El sol, aunque otoñal, va haciendo estrago en nuestro organismo. Paradas casi constantes, para encontrar esa umbría, reconfortada por la pequeña brisa, que nos refresca todo nuestro ser. Se aprovecha este momento para coger aliento, para retomar la conversación que el esfuerzo y el abatimiento en las articulaciones, nos ha arrinconado en nuestra mente, en espera de olvidar, todo el padecimiento que llevamos, para aflorar nuevamente, y desterrar los sufrimientos del esfuerzo, y hacer partícipe a nuestros acompañantes de nuestras reflexiones.
Atravesamos barrancos, laderas, pinares, umbrías y solaneras.
Nuestros pensamientos van encaminándose a ese lugar previsto, que nos servirá de restaurante, esta vez sin vistas, pero lleno de frescura. El murmullo del agua orquestará el trajín de viandas, caldos, infusiones, pasteles.
Discusiones, risas, tertulia, risas, conversación, risas, confesiones escatológicas, risas, chistes, más risas.
El inexorable paso del tiempo, nos anuncia, que todavía queda exudar los líquidos ingeridos. Será un esfuerzo último, corto pero intenso. Pero estamos acostumbrados a ello, y lo tomamos con esa pericia que los años deambulados por esos montes de Dios, nos hecho adquirir.
Nueva umbría, la brisa más reconfortante que ninguna del día, el suelo más mullido que ninguno, hasta ahora encontrado, o ¿será que queda poco para llegar a nuestro destino y nadie quiere que acabe este itinerario? Esta sensación siempre la tenemos, pero hoy parece más acentuada. Queremos apurar un instante más de este cónclave (aunque no hayamos celebrado el Ángelus), pero el magnetismo se produce y las fuerzas nos empujan a alargar la velada. La cebada fermentada, en su estado puro o adulterada, nos sirve como colofón a la jornada.
Se reparte suerte, deseada en su justo término por todos, pero no codiciada. Demostramos nuestra felicidad sábado tras sábado, y hacemos partícipe de ella a los demás miembros. Se comentan posibles alternativas de salidas para el próximo día. Al final da igual. Se volverá a repetir la ilusión por el reencuentro.
Primeros repechos
Dando vistas al Peñón Grande
Por la vereda, con Canillas al fondo
Fuente de la Rábita
Por una zona quemada
Caminando hacia la cima del Peñón Grande
Vistas desde el Peñón grande
Grupo
Culebra
Ángelus
Por el Bco. de la Cueva de Don Pedro
El Atalayón
En el nacimiento de la Fájara
Vinos
Hora de comer
Y una cuestecita de postre
Cervecita final
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